lunes, 24 de noviembre de 2014

La Cocina del Burro - Cheesecake cremoso (serendipítico...)

Serendipia es el hallazgo inesperado –pero afortunado de algo cuando en realidad se buscaba otra cosa. En este caso, encontramos un cheesecake ESPECTACULAR cuando en realidad intentábamos lograr un Cheesecake de Maracuyá según la revista Semana Cocina. 

Todo comenzó durante la mise en place, estábamos organizando los ingrediente y analizando la receta, pero por alguna razón, a mí se me quedó en la cabeza que era una taza de crema de leche… no media, como indicaba la receta. Ese fue el error inesperado, pero también cometimos otro, este sí a propósito: aumentamos la cantidad de queso crema de 700 a 800 gramos. La razón no fue otra que no desperdiciar queso crema, porque los tarros vienen de 400 cada uno. 

Con esos dos “errores” pensamos que la teníamos perdida, pero no fue así. El resultado fue una delicia cremosa, con el dulzor preciso y una textura inigualable. La roñosa de mi mujer sigue pensando en hacer el cheesecake “de verdad”, y no la culpo, pero este, con embarrada y todo, se ha convertido en uno de mis favoritos. 

Aquí va la receta con los errores:
2 tazas de galletas trituradas tipo Graham
100 gramos de mantequilla derretida
1 taza de azúcar y dos cucharadas para la base de galletas (aquí va toda la que necesitarán en distintas fases de la receta)
800 gramos de queso crema (la de verdad lleva 700 gr)
1 cucharadita de vainilla
2 yemas
2 huevos
1 taza de crema de leche ( la de verdad lleva media…)
Y nada más. El original lleva maracuyá, pero esta versión no, porque decidimos probarla después de caer en cuenta de la falla… y decidimos que así se quedará para siempre. 



Aquí van los costos: 
Queso crema Colanta de 400 gr: $5.200
2 Yemas: $600
2 Huevos: $600
Galletas marías… no tengo el precio. Encontramos una caja en nuestra alacena y la usamos… prometo poner el precio cuando ponga la receta original. 
Margarina La Fina de 125 gr: $1.400
Azúcar moreno Incauca de 1 kg: 2.100 (por supuesto no se usa toda…)
Vainilla
Crema de Leche Nestle Duopack de 186 gr: $3.650 (y queda haciendo falta un poquito…).

Bien, comencemos… 
Antes de nada, precalentamos horno a 180°C o 350°F. 
Lo primero es preparar el molde. Para ello, derretimos la mantequilla en un cazo, procesamos las galletas marujas junto con dos cucharadas de azúcar y luego unimos todo en el molde, que ojalá sea desarmable. Toca pavimentarlo bien, sin dejar zonas más espesas que otras. Échenle ingeniería al asunto. Luego lo dejamos por ahí descansando. 




Estas cuatro imágenes muestran el proceso de preparación
del molde: galletas procesadas, adición de la mantequilla
directamente sobre ellas en el molde y armado del piso.
El molde a la espera del relleno...

Ahora vamos con el relleno. Todavía no tengo batidora… así que toca manualmente. Ni modo. Con el batidor desmontamos los quesos y los ablandamos lo mejor que podamos. Mezclamos con el azúcar y la vainilla.


Luego van las yemas, una por una. Paciencia. 


Luego van los huevos enteros, uno por uno. Afortunadamente, ellos hacen que la masa ablande mucho. 


Aquí ya ha soltado bastante, solo falta añadir la crema y tendremos una mezcla sedosa muy agradable a la vista. 



Vertemos la mezcla sobre el molde con las galletas.




Cubrimos con un papel aluminio y llevamos a horno por una hora.



Este es el resultado, un cheesecake con buena cara. Sin embargo, aquí notamos que el postre no “bajó”, como debería ser un cheesecake. 


A continuación, relato lo que sucedió: 

-Astrid: ¿Qué pasó?
-Andrés: Ni idea… hicimos todo correctamente…
-Astrid: Sí, pero no bajó… tan raro… 
-Andrés (con cara de científico): Debe ser porque aumentamos la cantidad de queso… 
-Astrid: Mmm… ¿y le echaste media taza de crema como decía la receta?
-Andrés: ¿Qué…?
-Astrid: Que si le echaste media taza de crema como decía la receta…
-Andrés: Pues claro que sí –y piensa: “¿para qué me pregunta pendejadas?”.
-Astrid (con cara de coronela): Mmm… ve y trae el libro de recetas, así buscamos otro cheesecake y vemos cuanta crema le echan… 
Andres obedece y va en busca de la “biblia” de la casa, donde hay otro cheesecake que se comportó bien. Pero en su cabeza resuena esa pregunta: “¿Le echaste media taza de crema como decía la receta?”, y así, con cara de bobo, se detiene y reconoce que la ha embarrado totalmente. Regresa cabizbajo y reconoce el error. Astrid se contiene lo mejor que puede y no le suelta el merecido coscorrón, afortunadamente. 
Ambos observan entristecidos el nefasto resultado de la receta, y recuerdan ese principio básico que dicta que “en pastelería, hay que respetar las cantidades, de lo contrario no te sale…”. 
Pero, al final de todo el ejercicio, cortan dos trozos del mutante que han logrado y con rostros iluminados comprenden que han descubierto un diamante en bruto, un cisne de lo que fue un patito espantoso. 
Ahí lo tienen, mis amigos, fruto de un desliz…  

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