viernes, 14 de noviembre de 2014

La Cava del Burro - La muerte del Prado Rey

Lo cuidé lo mejor que pude, pero mi mujer llevaba amenazándolo desde hacía mucho. Sé que a nadie le interesa, pero contaré la historia del Prado Rey. Sucedió una tarde en la que fuimos donde Alfred a almorzar. 

Nosotros llevamos una modesta botella de Gato Negro Carménère, pero el almuerzo fue tan ameno y tan divertido, que el viejo Alfred decidió sacar unas botellas olvidadas de la colección de su hijo. Les hablo de algunos rioja cosecha 1994, 1996 y 1998, tan mal conservados que en realidad eran puro vinagre.

Pero muertos de hambre como somos, decidimos abrir nada más ni nada menos que seis botellas de este vinagre de muerto, que nos llevaron a un tour de borrachera memorable, tanto que al día siguiente no pudimos levantarnos. Pero en el transcurso de la tarde –o de la borrachera-, Alfred quiso hacerle un regalo a mi mujer, y sacó una caja de madera con el Prado Rey. Ojo con la etiqueta… es, o más bien era, cosecha 2000. Lo trajimos a casa y yo lo puse a dormir en un rincón oscuro, recostado como tiene que ser. Todo esto sucedió en el año 2010. 

Desde ahí, yo le daba vueltas cada seis meses y le rogaba que se tranquilizara, que lo protegería por muchos años. Sin embargo, la buitreza de mi mujer amenazaba todo el tiempo: ¿Para qué guardarlo, que tal que nos muramos y se quede ahí? 

La verdad es que no es un mal argumento, pero yo quería salvarlo de sus garras… y hace unos viernes, nos quedamos sin nada con que celebrar la última noche de la semana…

Y ahí me di cuenta que el Prado Rey estaba sentenciado. No pude hacer nada. 
Lo metí a la nevera, pensando que a la larga estaría avinagrado, echado a perder como los demás vinos de esa oscura tarde… 
Con cuidado clavé mi sacacorchos, me sentía como un cirujano… y el corcho fue saliendo despacio, sin desmoronarse. Eso nos dio esperanzas… 
Para honrarlo, nos hicimos una tablita como las de siempre, con buen prosciutto y chorizo picante. 
Luego lo servimos, y el resultado fue…
ALUCINANTE. 
A pesar de su evidente vejez, el vino estaba perfecto, un poco sedimentado, pero su sabor era inigualable. Con cuatro copas asesinamos la mitad de su vida, pero la botella es una magnum, así que dejamos para el almuerzo del sábado… 
En fin. Murió el Prado Rey, gran botella, que ahora corona mi colección. Hace poco revisé su precio en internet, concretamente en esta pagina: http://eldueromty.es.tl/Lista-de-Precios.htm y veo que puede rondar los 1800 dolaretes… ojalá me equivoque. 

Salve, viejo… hice lo que pude. 



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