Este sábado tocó almuerzo en la calle. Queríamos carne, y nuestra primera elección fue Pampero, en la sede de ACOPI. La verdad lo preferimos a “Leños & Carbón”, pero solo por la calidad de los cortes y las guarniciones… no la voy con eso de comer carne con arroz.
Como vivimos en el Barrio La Campiña, quedamos cerca de las sedes de Acopi y de Granada, así que tiramos la moneda y ganó la de Acopi.
Empecemos con el lugar. Es abierto, agradable y fresco. Además tiene una fuente de agua que ayuda a refrescar el ambiente –y este sábado fue muy útil-. Las mesas están bien distribuidas, la parrilla es “a la vista” y hacia el fondo hay una zona cubierta más oscura, bajo un árbol de caucho que no me gusta mucho. Nosotros nos hicimos cerca de la fuente, para disfrutar del sonido del agua y de la frescura. En cuanto al mobiliario… son mesas cuadradas de fibra de vidrio y asientitos normales. Creo que en este aspecto podría mejorar…
En cuanto a la atención: excelente. El mesero que nos atendió nos explicó muy bien cada plato, nos dio la recomendación del día y nos hizo varias sugerencias. Al preguntarle sobre la presentación de los platos nos aclaró todo muy bien. Y al final, nos ofreció un delicioso café para darle la bienvenida a la digestión.
Y la comida… Éramos cuatro personas, y todos pedimos platos diferentes.
La mesa quedó así:
-Jarra de limonada: $10.000 (Nota: solo pagamos una, pero la recargaron cuando se nos acabó)
-Lomo de cerdo: $18.900
-Churrasco: $18.900
-Baby beef: $19.900
-Plato del día: $25.000
En total: $101.283 ($92.700 más la propina de $8.583)
Aquí van las imágenes, pero dejo el plato del día para lo ultimo.
Baby beef |
Churrasco |
Como pueden ver, se trata de platos sencillos, sin pretensiones ni chicanerías: carne, guarnición y ensalada fresca. Más que suficiente. Me di el lujo de probar cada plato y puedo decir categóricamente que en Pampero saben como preparar carne.
No es la primera vez que vengo a este restaurante, de hecho, es de mis favoritos, pero debo confesar que siempre pido lo mismo: una entrada de mollejas, morcillas y chorizo que es excelente, deliciosa, con un ají que pica como mil demonios -pero con un sabor exquisito-, un bife de chorizo, de 500 gr, que es mi favorito, y una cerveza. Personalmente, soy amante del bife de chorizo, y en este restaurante preparan uno de los mejores de Cali. Sin embargo, este sábado estaba rebelde y no quería lo mismo; además, la vida no está para gastársela en bife chorizo, así que me armé de valor y pregunté por el plato del día. La respuesta del mesero fue: “lechón argentino”. Nos explicó que era un corte que primero se hornea y luego se pone a la parrilla. No sé si esto será “light” para un tipo con problemas de hiperlipidemias como yo, pero ese día estaba valiente, así que ordené mi lechón.
Mi "Lechón argentino", al que recuerdo con infinito cariño... esta es una muestra de infidelidad con mi nutricionista... |
¿Mi impresión? DÉLÍCÍÓSÓ, con mayúscula y tilde en todas las bocales. Exquisito, riquísimo, fenomenal… se deshacía en la boca. Me lo entregaron con unas costillitas que me hicieron pensar gravemente en la edad del animal… un trozo de piel espectacular, tostado y jugoso, en fin, el mejor trozo de cerdo que me he comido. Quizás me haya quitado unos cinco o seis años de vida comérmelo, pero no importa, valió la pena.
Al final, nos trajeron la cuenta, el datafono, cuatro mentas y nos ofrecieron cafecito, todo con amabilidad y don de servicio.
Nos despedimos del restaurante prometiendo ir a conocer la sede del sur, de la que apenas nos enteramos.
En conclusión: RECOMENDADO, por encima de Leños & Carbón, porque acá tratan sus cortes con cariño, sus entradas son fabulosas y se ve que no es tan industrial como el otro.
¿Qué le falta? Cambiar esas mesas y ofrecer chinchulines en su carta. Me parece que una parrilla argentina debería ofrecerlos.